



Estilismo High Level
Actitud Casa Ortega
Daniel Ortega es oriundo de Cebollatí, Rocha. Se gradúo en la estética a los 18 años, al mismo tiempo que empezaba a estudiar la carrera de Relaciones Internacionales.
El gusto por lo creativo surgió en la infancia a pesar que su familia no lo había incentivado para ello y tampoco tenía antecedentes. “No se inculcaba la estética en mi familia, íbamos a cortarnos el pelo cuando estaba largo”, recuerda Daniel.
La cercanía de la frontera con Brasil influyó en su futuro profesional. Desde muy joven se sintió atraído por el colorido y los brillos que el pueblo norteño desplegaba en shows que se podían ver por televisión. Con tan solo 10 años comenzó a auto cortarse el pelo, a cortarle el pelo a su hermana “y de a poco se fue configurando una identidad o más bien un ego creativo” como el mismo lo define.
A los 14 años cuando se trasladó a Treinta y Tres a continuar con sus estudios secundarios se anotó para estudiar teatro y peluquería al mismo tiempo. Luego vinieron las artes plásticas, la cerámica y todo lo que le permitía introducirse en el universo creativo; en síntesis, todo aquello que lo vinculaba a un lenguaje audiovisual que es lo que hoy día lo caracteriza.
“Siempre he sido bastante drástico en mi trabajo” es la reflexión que hace Daniel sobre su trayectoria como profesional de la estética. Esta identidad no es casual, ya que coincide con características propias de su personalidad que se delinean a la perfección con lo que considera su frase de cabecera “menos perfume y más actitud”.
“En este rubro hay un olvido exagerado de la diferencia entre un peluquero y un estilista. El estilista es una cosa mucho más compleja y concreta que el técnico peluquero” comenta Ortega analizando el mundo en el cual desarrolla su actividad profesional. Para él el pelo debe ser considerado un accesorio permanente.
Durante un tiempo la estética era solo un hobbie que acompañaba sus estudios formales en la universidad pero pronto terminó siendo su actividad principal aunque la idea de convertirse en estilista surgió muchos años después. Fue de la mano de Marcelo Roggia, con un ciclo de desfiles que se desarrollaban en W Lounge, que ingresó en el rubro de la estética capilar y el maquillaje profesional definitivamente. “Eran los tiempos de Eunice Castro, Marianela Baladán y Claudia Galván, los grandes nombres de la moda en ese momento” recuerda Ortega.
Hace aproximadamente 15 años que Daniel está en la moda y parte de esa trayectoria ha sido vivida en Centroamérica, más precisamente en Costa Rica donde estuvo viviendo y trabajando entre los años 2012 y 2015.
Después de haber trabajado para Caras Uruguay, Hola Argentina y revista V12, entre otras producciones, y ávido de experiencias nuevas, un día armó sus valijas y se fue a Centroamérica.